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El Crea Entre Nubes: Una gran familia unida por las artes

Por Margareth Sánchez Melo

22 mayo, 2025

El Centro de Formación Crea Entre Nubes continúa impactando la vida de las familias de la localidad de San Cristóbal y las áreas vecinas. Las niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y personas mayores reconocen el aporte del programa Crea para brindarles una mejor calidad de vida. 

Segunda Parte

El Crea Entre Nubes con su vasto portafolio, ofrece una experiencia de formación cultural integral para los estudiantes y sus familias. 

Retomando el recorrido por el Centro de Formación Crea Entre Nubes, que ofrece enseñanza gratuita en artes plásticas, literatura, danza, música, teatro y audiovisuales para sus beneficiarios, Emanuel Mauricio Melo, quien a sus 14 años estudia en el Colegio Provincia de Quebec del barrio Juan Rey, camina hacia el salón donde se imparte el taller de artes plásticas para tomar su clase de pintura. Manifiesta que para llegar al Centro Crea debe caminar un trecho considerable, pero vale la pena porque “en el Colegio me enseñan a dibujar, más no a pintar, son dos cosas diferentes, y yo quiero aprender a expresarme con la pintura”. 

Por otro lado, el ensayo de la banda de rock continúa escuchándose en el primer piso. El brillo de la guitarra eléctrica ejecutada diestramente, aunado al sonido del bajo, la batería y las voces, configura una experiencia musical impresionante.

De este salón donde se imparte el taller Crea Rock, emerge Paola Alejandra Chacué Tenorio, de 20 años. Ella es técnica en Audiovisuales del Sena y se inscribió en el programa para fortalecer su preparación musical. Sus instrumentos preferidos son el bajo y la guitarra eléctrica, aunque espera incursionar también en el estudio de la batería. Descubrió el programa Crea por Instagram, se inscribió y está muy emocionada “porque en Instagram vi que los chicos que participan en el programa Crea han tocado en escenarios como La Media Torta”. Sus ojos brillan cuando expresa: “Como músico es un sueño, una meta que tengo acá. El profesor nos ha dicho que tendremos la oportunidad de tocar en diferentes escenarios y eso me impulsa a comprometerme aún más”.

Ahora el turno es para Andrea Carolina Amado Castro, quien vive en Usme. Andrea Carolina es trabajadora social, especialista en derecho internacional público y derechos humanos, diplomada en comunicación, actualmente trabaja con una organización social y eso le permite participar de los procesos de formación con el programa Crea. Con 27 años, comenta que inició su formación en el programa de artes plásticas en Crea con “una experiencia muy linda”. También tuvo un acercamiento a los talleres de danzas. “Vine de nuevo por artes plásticas para tener un equilibrio entre la vida laboral y personal, ya que este es un ambiente muy tranquilo. Los profesores son muy chéveres”. Andrea Carolina cree que la experiencia de participar en un grupo ínter generacional es muy valiosa y le suma al proceso de formación porque  “en la batucada hay niños bien chiquitos, pero también hay adolescentes, jóvenes, personas maduras y adultos mayores”, señaló. “Este es un espacio propicio para la salud mental. La metodología de la enseñanza permite implementar dinámicas como “el “palabreo”, que ayuda a medir el estado de ánimo del grupo mediante conversaciones espontáneas para distensionarse”.

Por su parte, Heidy Andrea Alba, es trabajadora social y tiene 29 años, vive en la localidad de San Cristóbal y conoció el programa Crea por medio de anuncios de la Manzana del Cuidado, en Juan Rey: “tienen un canal de WhatsApp y ahí publicaron la información de lo que hace Crea y me interesé”. Heidy Andrea asiste a clases los miércoles y viernes de 3 a 5 de la tarde y está tomando el taller de batucada. Para Heidy Andrea, el Crea Entre Nubes está muy bien dotado, porque cuenta con los instrumentos y la infraestructura necesarios para impartir los talleres. “Las instalaciones también son muy bonitas, cómodas, aseadas y luminosas”, aporta.

La tarde está despejada. El cielo, como un lienzo azul, permite divisar algunas nubes. Los talleres continúan su marcha, y todavía quedan protagonistas de esta gran aventura por entrevistar. 

Para Manuel Antonio Zambrano Figueroa, docente de ciencias sociales egresado de la Universidad Antonio Nariño y quien trabaja en el Colegio Monseñor Bernardo Sánchez, fue maravilloso recibir la información del programa Crea a través de la institución educativa donde trabaja. Lleva dos meses vinculado al programa, y pertenece al grupo de la batucada. Le ha parecido “una experiencia bonita y renovadora, donde uno puede hacer algo diferente, no se estresa y puede desarrollar ciertos talentos que en la vida diaria no aplica”. Para el profesor Manuel Antonio, la labor de docencia se compagina con el arte. De hecho, ha incluido con éxito algunas actividades de las que se realizan en la batucada, en sus clases de ciencias sociales. Cree en el poder transformador del arte y afirma: “Claramente pienso que el arte es un espacio en el que la persona puede mejorar, la sociedad puede proponer acciones de paz y lograr un proceso más comunitario, más transformador y empático”. Respecto a la experiencia ínter generacional, expresa: “También enriquece este ejercicio el factor de que somos diferentes: diferentes en edad, diferentes en pensamiento, con intereses diferentes… y aún así se respeta a todas las personas absolutamente en todos los grupos, que son bastantes (…). “Es muy significativo encontrar personas adultas, mujeres, varones, adolescentes y niños interactuando en este ambiente de cultura y convivencia. Mi invitación es a que se apropien de estos espacios, esta es una experiencia que hace enriquecer al ser humano en los entornos individuales, sociales y comunitarios”.

Yuri Alexandra Mora Guzmán, de 37 años, “mamá de dos hermosos hijos que asisten al Crea”, conoció del programa por medio del Colegio Juana Escobar con el que tenía vinculación hasta el año pasado. Yuri Alexandra es docente de profesión, trabajaba en el colegio donde sus hijos estudian, le llegó la información y aprovechó para hacer las inscripciones. “En un primer momento mi hija se inscribió en artes plásticas, mi hijo estuvo en batucada, pero fue uno de los cursos que infortunadamente se cerró por falta de participantes.  Aprovechando que este año se abrió la oportunidad para los adultos, me inscribí a danzas (…)”. “Creo que es una oportunidad muy valiosa ya que estos espacios permiten a comunidades como las que habitamos nosotros (Cerros Orientales), tener unos lugares diferentes a esos contextos. Los talleres son la excusa perfecta para encontrarnos, para conocernos, para hacer comunidad y vecindario bajo la mirada del aprendizaje. La asistencia es primordial para que no se cierren los cursos y mientras existan estos espacios públicos gratuitos, la comunidad debe aprovecharlos y conocerlos. Necesitamos que la gente se inscriba, que venga, que descubra el universo cultural de los programas Crea”. Y señala: “Para que podamos transformar territorios, debemos fortalecer a los sujetos desde estos espacios”.

Rosa Palacios tiene 57 años y vive en el barrio Juan Rey. Llegó al programa Crea por medio de la Manzana del Cuidado. Estudia sistemas y asiste a los talleres de formación con su nieto. Ella toma clases de salsa y bachata mientras  el niño está en un taller de instrumentos. El proceso formativo les ha parecido maravilloso, porque así han evitado estar conectados por mucho tiempo con las redes sociales, beneficiando un poco más su interacción con las personas. Además de tomar los talleres Rosa es cuidadora, hace muñecos de Navidad y está en la búsqueda de empleo. En esta etapa, su máxima de vida es: “Lo que usted emprenda, hágalo sin limitación. Aprenda cosas nuevas, lea un libro, sea productivo y estudie en el Crea”.

Para finalizar este recorrido ínter generacional, llegó Pastora Castaño, quien nació en 1943, en Fresno, Tolima. Actualmente tiene 82 años y llegó a Bogotá huyendo de la violencia, hace mucho tiempo. El conflicto armado le arrebató a su papá, a un primo, a una prima y a otros seres amados. Así inició un éxodo desde Fresno a Mariquita, de Mariquita a Natagaima, de Natagaima a Cajamarca y así “nos la pasamos rodando de aquí para allá como gitanos, mientras en el campo lo teníamos todo: vivíamos en un finca donde había animales, gallinas, piscos, patos, gallinetas, perros, un caballo, una yegua, una vaca, un toro y también marranos. Al llegar a Bogotá, sin tener familiares ni amigos, nos tocó arreglárnolas como pudimos para sobrevivir, pero éramos gente sana, sin mañas ni resabios. No llegamos a un hotel, tuvimos que dormir muchas veces en los parques”. Pastora lleva sus manos al rostro y deja deslizar una lágrima… “Nos tocó desempeñarnos en varios oficios porque el trabajo que conocíamos era el trabajo del campo, era el trabajo de casa”. Hoy, a los 82 años, y mirando en retrospectiva, Pastora afirma que muchas cosas han cambiado. Recientemente, se mudó a la localidad de San Cristóbal y buscando una actividad para aprovechar su tiempo libre, se encontró con el Centro de Formación Crea Entre Nubes. Con una profunda inclinación musical, se inscribió en los talleres de música, está estudiando bajo y ya toca tambor. “A mí me interesa todo lo que es música, me gusta aprender, me encanta la cultura y el arte, además porque contribuyen a la sanidad del alma y a la transformación de sociedades”.

Termina así la jornada en el Centro Crea Entre Nubes. Las clases han finalizado. Quedan nuevos amigos, nuevas vivencias, nuevas experiencias y nuevos relatos que conectan a las personas en un maravilloso espacio.

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