La línea Arte y salud se encarga de desarrollar procesos de formación artística, con enfoque poblacional y diferencial, orientados a generar procesos de reflexión y creación en torno a las vivencias e intereses de las y los participantes. Desde esta línea, se asume la formación y la práctica artística como elementos fundamentales para incidir en las realidades de poblaciones que históricamente han sido vulneradas o marginadas, desde unos enfoques de bienestar, cuidado y apoyo mutuo. En esta línea se trabaja de la mano de una gran diversidad de poblaciones que incluye personas mayores, personas con discapacidad, personas privadas de la libertad, niños y niñas en restitución de derechos, personas en el sistema de responsabilidad penal adolescente, personas víctimas del conflicto armado, personas en rehabilitación por consumo de sustancias psicoactivas, habitantes de calle, población migrante, grupos étnicos, colectivos y organizaciones de mujeres, personas de los sectores sociales LGBTIQ+, y población rural y campesina. El trabajo con estas poblaciones se realiza en las instalaciones de los Centros Crea o en espacios alternos como salones comunales o espacios de otras entidades distritales, fundaciones, y centros hospitalarios o de atención en salud, entre otros.
Desde esta línea, se asume que la formación artística posibilita otras formas de producir subjetividades, ya que les ofrece a las personas que se acercan a ella, nuevas formas de relación consigo mismas, con los otros y con el mundo en general. La formación y la práctica artística se convierten en una poderosa herramienta que permite movilizar y conectarse con la potencia vital.